La mentira y el relato son fenómenos complejos utilizados desde el comienzo del socialismo; el populismo, el feudalismo estatal, sindical y social, son las herramientas de expresión fanáticas de una organización para adoctrinar, junto a la comunicación, de un descubrimiento trascendental, que tienen diversas motivaciones irresponsables con serias consecuencias; una de ellas es la falta de transparencia y rendición de cuentas en el manejo de recursos públicos, con el desorden generalizado que facilita el desvío, el despilfarro, el enriquecimiento ilícito de los funcionarios; junto y con la ayuda de líderes políticos, logran conseguir el otro factor, que es la concentración del poder político en manos de mayorías de una élite, o un partido dominante que intenta apropiarse siempre del poder y reduce el espacio, la palabra para la participación ciudadana, la pluralidad de opiniones sin total libertad, generando incertidumbre y temor, dificultar o impedir la fiscalización de la oposición, sumando al sistema automático desmedido y excesivo en la incorporación de personas en todo el estado, propagando una cultura sin premios ni castigos, clientelismo y nepotismo, donde los políticos, sindicalistas y dirigentes sociales, actúan con cinismo al transmitir e intentar transferir responsabilidades con discursos como ayudar a los pobres, a los pequeños empresarios y fortalecer a los débiles, destruyendo a los ricos, aplastando a las grandes empresas y debilitando a los más fuertes; luchan bajo coacción por conservar las desemejantes tácticas de incitar con violencia, para preservar con lo que se benefician de su posición, usando y manejando la caja de algún negocio y eternamente coexistir con una falacia crónica, para obtener privilegios, favores y contratos; sin embargo con reincidir y volver a caer en un ardid, es incurrir siempre en el mismo error, por ejercer una continua férrea coerción siendo una ineptitud, porque, como no se puede elevar al trabajador, presionando a quien le paga el sueldo, solo con la intención de lograr más poder con extorsión.
Las intenciones y razones por las que triunfan, es logrando manipular como en una secta, la realidad a favor de los intereses de quien los usa, con toda impunidad, ya sea para obtener dividendos, evitar castigos y evadir las sanciones judiciales en su contra, proteger la imagen e influir en la opinión pública, apelar a las emociones de las personas, engendrando sentimientos de simpatía, admiración y hasta adulación, también miedo, odio e indignación, y así, nublar el juicio crítico, racional y aprovecharse de la ignorancia, junto a la falta de compresión de texto, la pereza y la capacidad diferente intelectual de las personas, que no verifican la veracidad de la información que reciben, se conforman con frases hechas que quieren escuchar, con lo que les resulta más cómodo o conveniente creer.
La patraña y el cuento pueden crear una ilusión de verdad, basada en el dogma de la repetición, la autoridad, la coherencia o la plausibilidad de lo que se dice, sin importar si se corresponde o no con los hechos. Solo como alternativa de modificar y cambiar los mismos, queda abandonar por un momento, sin importar la edad, la corriente de una moda, manía o vicio de un pensamiento que puede ser socialista, comunista, conservador, liberal o, son todos iguales y no me interesa, recuerdo cuando comprendí, en mí ya lejana Juventud, que la indiferencia y la ignorancia de un votante en una democracia, perjudica la seguridad de todos. La sugerencia importante es, escuchar, estar siempre atentos y cuestionar con sentido común, lo que nos dicen que van hacer, y si es coincidente con el archivo de su trayectoria, buscando fuentes confiables y contrastando diferentes puntos de vista. Solo así, podremos acercarnos a la verdad y evitar ser engañados nuevamente por la mentira y el relato, en el momento único de ejercer nuestro poder y con derecho al emitir nuestro voto.
Cuando la evidencia con exactitud y la confirmación de la veracidad de los hechos, que no resisten ningún archivo y se transforma en espejismos, con fantasías y visiones que se pierden en quimeras, logrando escándalos, que ha menoscabado la credibilidad de la generalidad, por romper individualmente el esfuerzo y el resultado del mismo, por lo cual se alejan de las soluciones de los problemas de la gente, desarrollan al máximo la intolerancia al talento y dando comienzo a tomar decisiones, más contradicciones y diferentes caminos que llevan al «Fracaso de Todos», se abren distintas rutas desiguales, tal como que no pueden promover, el compañerismo, la fraternidad y confraternidad del género humano, admitiendo e incitando el odio de clases, tampoco poder de convicción, en formar la personalidad y el valor del ser humano, quitándole su independencia e iniciativa, menos, asistir a la humanidad como en una epidemia, realizando por ella permanentemente, lo que ella puede y debe hacer por sí misma, porque no se puede crear prosperidad, desalentando la esperanza de un sueño de proyecto e iniciativa propia, como asimismo no se puede resolver los problemas económicos, mientras se gasta más de lo que se gana, porque de esa forma, no se logra garantizar una adecuada seguridad sostenida en el tiempo, con dinero siempre prestado, más y peor, con la impresión del mismo, generando inflación descontrolada y perpetua que tiene múltiples efectos negativos sobre el tejido social, es decir, el conjunto de relaciones e interacciones que se dan entre los individuos y grupos de una sociedad, provocando una crisis económica de tal magnitud, erosiona el poder adquisitivo de los ingresos de las personas, especialmente de los sectores más vulnerables, generando record del incremento exorbitante del porcentaje de la pobreza, indigencia, desigualdad y exclusión social.
La esperanza, confianza y certidumbre de una mayoría de la ciudadanía, puede ser engañada por la mentira y relato de un político, durante largo tiempo, pero no podrá jamás, estafar, burlar y falsear a todos, todo el tiempo, utilizado una misma filosofía del fracaso, ignorancia y envidia, con su virtud inherente que es la distribución justa y equitativa de la miseria.
Manuel Varela Garea – Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina